Comentario
En 1951 Pollock empezaba a ver agotado su lenguaje. Su estilo clásico duró tan poco como todos -el clasicismo de Rafael o el neoclasicismo de Los Horacios-. El dripping no daba más de sí y cambió a un nuevo tipo de pinturas negras, en las que vuelven a aparecer las imágenes simbólicas, los elementos figurativos totémicos y primitivos de los primeros años cuarenta, pero esta vez sin color, como en Number 14, de 1951 (Londres, Tate Gallery). Seres de apariencia animal o humana, que parecen monstruos, y que se suelen interpretar a la luz de las teorías de Jung.El triunfo fulminante de Jackson Pollock, su subida al olimpo del arte norteamericano -y luego mundial-, desde 1943-1944, le pasó una factura muy seria. Pollock se volvió contra Pollock. En 1953 -el primer año desde 1944 en que no tuvo una exposición individual- tanteó diversas formas de pintar, diversos estilos, en busca de un nuevo lenguaje y dudando si tenía algo que decir con su pintura. Ese mismo año tuvo un accidente y pasó varios meses inactivo. Además, el mundo del arte le estaba beatificando en vida: en 1950 una revista de gran tirada titulaba un artículo "¿Es Jackson Pollock el mejor pintor vivo de los Estados Unidos?", a finales de 1955 le habían dedicado una pequeña retrospectiva en la Sidney Janis -Quince años de Jackson Pollock-, en la que la crítica le trataba de viejo maestro a los cuarenta años. En 1956 él abría la primera de una serie de exposiciones en el MOMA, Work in Progress, en las cuales se rendía homenaje a un artista y que fue su glorificación en la tierra, con la cual quedaba ya incluido definitivamente en el panteón.Con el triunfo el pintor pasó a ocupar un lugar que contradecía sus intereses y sus aspiraciones. La fuerza y la capacidad desestabilizadora de sus cuadros, como la inquietante She Wolf (La Loba), quedaba aplacada al aparecer en papel satinado, junto a otras imágenes más ligeras en las páginas de las revistas de lujo. La pintura se convertía en moda, apta para ser consumida por una clase social alta, ávida de novedades y distinción. "Imprimirla (She Wolf) en las brillantes páginas del "Harper's Bazaar" sólo podía servir para mutilarla y despojarla de sentido hasta la última gota. Esta castración afectaba no sólo a la imagen mitológica reproducida, sino al pintor mismo, que resultaba domesticado por el sistema de la moda. La Loba se transformaba en cordero".Esta castración es uno de los destinos del expresionismo abstracto o de la pintura informalista y el camino sin salida de muchos artistas que lo practicaron. La salida de Pollock fue la más radical. Encaramado en lo más alto de la pirámide del éxito, pero también enfermo por el alcohol y profundamente insatisfecho, con la conciencia clara de que el lugar de los dioses no es la tierra, se mató -o se dejó morir- al volante de un coche.